¿ES POSIBLE UN MUNDO MODERNO SIN MINERÍA?
La actividad minera está vinculada directamente al uso y
consumo de bienes y servicios que hacemos los humanos en el diario vivir, y por
ello, están mediados principalmente por algunos factores:
La demografía, definida como la relación entre la cantidad
de humanos y el territorio que ellos habitan.
El desarrollo económico de los territorios, que incentiva
fenómenos como los desarrollos en construcción e infraestructura y la
urbanización.
Los cambios en la capacidad adquisitiva de las personas, que
cambian patrones de consumo y demandas de productos tecnológicos.
De esta forma, la actividad económica minera prácticamente
está vinculada al desarrollo de las sociedades y hace parte fundamental de lo
que necesitan las naciones para su presente y su futuro; no se pueden sustraer
los insumos y materias primas que sirven para el mantenimiento de la economía
actual y las necesidades del mundo moderno de un momento para otro, al igual
que la sociedad no está dispuesta a dejar de usar o consumir algunos servicios
y bienes que les traen confort y calidad de vida (aires acondicionados en
invierno, ropa, zapatos, autos, computadores, etc).
Al respecto del incremento demográfico, el U.S. Census
Bureau (2011) menciona que la población mundial aumentó de tres mil millones en
1959 a seis mil millones de 1999, esto es, un incremento del doble en más de 40
años. Sin embargo, si bien las últimas proyecciones señalan que el crecimiento
de la población continuará en el siglo 21, lo harán más lentamente,
proyectándose un crecimiento desde seis mil millones en 1999 a nueve mil
millones en 2044, esto es, un aumento del 50% que se espera que requiera 45
años[1]; en la actualidad, se estima que más del 50% de la población vive en
las ciudades, pero se espera que en 40 años esa proporción crezca hasta un 70%,
y con ello, las demandas de ciertos productos y servicios continuarán en
aumento, aún si redujéramos nuestra tendencia actual de consumo.