“ESQUEL, 11 AÑOS DESPUÉS, ALGO HA CAMBIADO
Y NO ES POCO”
Muchos han opinado sobre la crisis minera
gestada en Esquel, provincia de Chubut, en el año 2003, cuando por medio de una
consulta pública, la sociedad, en aquel año, le dijo «no a la mina», con un
contundente e
irremediable 81 % de los votos a favor de la negativa al
desarr
ollo minero. En aquellos tiempos,
como sucede hoy, el intendente Rafael Williams, administraba la Municipalidad,
y ayer, como en este presente, siempre fue un clásico político de coyuntura,
timorato, supuestamente permeable, adhiriendo siempre a la corriente
mayoritaria, y un aparente racional con un
titubeante mensaje ante los
minoritarios que estaban por el si. En
aquel tiempo Esquel tenía un 27 % de tasa de desocupación y, al igual que hoy,
el mayor empleador era el Estado nacional, provincial y municipal. Muy detrás,
aparecía el turismo y el comercio, la ganadería y la fruta fina como
empleadores en blanco.
Como supe decir en aquel tiempo de
desencuentros, si hubiera vivido en Esquel, adheriría al «no a la mina» sin
mucho análisis. No por estar contra la
industria y su desarrollo, adherir al no era delinear una conducta contra el
atropello y el desmanejo. Y por sobre todas las cosas el respeto a una forma de
de vivir. Es que los que actuaban como
referentes del sector, encabezados por el poco memorable, Enrique Tufino, quien
actuaba como presidente de la compañía Minera El Desquite, propiedad entonces
de Meridian Gold. El y su equipo, todo lo hacían difícil, incomprensible. Lo
hecho, en una supuesta intención de seducir a los esquelenses, era el
testamento de lo que no se debía hacer. Actos cargados de soberbia,
grandilocuencia, subestimación, avaricia e ignorancia, u ostentación por citar
algunas cualidades de una larga data de calificativos, los identificaba. Jamás
conjugaron el verbo dialogar, y menos, informar.