LA IMPORTANCIA DE LA MINERÍA EN LAS ECONOMÍAS REGIONALES
genera miles de puestos de trabajo y sus proyectos
tienen viabilidad superior a los 30 años. La minería moderna usa en forma
controlada el recurso hídrico, no lo derrocha.
A raíz de la suspensión de las obras en la construcción de
la mina de sales de potasio de Vale en Malargüe, sale a la luz la importancia
que tienen los proyectos mineros sustentables para sostener economías
regionales y provinciales, y cuales son los destinos que tienen sus
producciones, que van desde fertilizantes minerales, hasta la medicina.
Demostrado está por estos días la importancia que tiene la
minería no contaminante y vinculada al desarrollo sustentable en distintas
partes del país, el aporte que realizan a las comunidades y provincias con
trabajo directo e indirecto que en muchos casos, como venía sucediendo en
Malargüe y en Mendoza se cuentan por miles.
Hoy la minería sale a apuntalar otras economías, el caso de
Vale, uno de ellos, el potasio que está en el subsuelo malargüino tiene el
propósito de recuperar millones de hectáreas para la agricultura en Brasil, y
de ser necesario también el nutriente mineral enriqueciera tierras en la
Argentina.
No queda dudas que la minería sustentable es eje de desarrollo,
que el ciudadano, el comerciante o el empresario ve, porque genera fuentes
trabajo, que todos los meses se cristaliza en sueldos que son el circulante que
sostiene a otras actividades económicas.
La minería es el primer eslabón, porque es la madre de las
industrias, de ella se genera todo, desde lo contenedores que sirven para la
exportación de carnes, las maquinas que siembran y cosechan la producción en el
campo, hasta la medicina que se nutre de muchos minerales y metales para que
tengamos una vida mejor.
La minería sustentable todos los días rinde examen para
demostrar que con los adelantos tecnologías actuales no perjudica a la
agricultura, es más llega a ella con fertilizantes minerales como el potasio, o
el sulfato de calcio.
Con respecto al agua, la minería no contaminante no derrocha
agua, la usa en forma controlada y muchas veces la recicla para crear oasis en
el medio de la nada, un dato no menor: un ingenio azucarero consume 610
toneladas de agua por cada 100 toneladas de caña molida, en promedio 6,1 metros
cúbicos de agua por tonelada, en contraposición de una molienda de grandes
dimensiones que trabaja con 110 toneladas de mineral y sólo en promedio
necesita de 0,50 metros cúbicos por cada tonelada.
En relación al crecimiento del Producto Bruto Interno a la
Argentina, en 1996 la actividad generaba en promedio en todo el país un 0,4%,
hoy supera el 6%, de lo que se desprende que las inversiones que se realizan
son millonarias, que los proyectos tienen larga vida, siempre superior a los 30
años. En Malargüe la viabilidad se ha proyectado a 60.
Fuente: Si A La Mineria
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